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La Plaza de la Ciudad Vieja es, desde la Edad Media, uno de los sitios más transitados y con más encanto de Praga.
Ubicada entre la Plaza de Wenceslao y el Puente de Carlos, suele estar llena de turistas en verano y es que esta plaza rompe un poco con la estética de la ciudad y ofrece un descanso a todo aquel que la visita.
En ella se mezclan varios estilos arquitectónicos como por ejemplo el gótico en la Iglesia de Nuestra Señora de Týn y el barroco en la Iglesia de San Nicolás.
En el centro de la plaza encontramos una estatua de Jan Hus, un reformador religioso que fue quemado vivo por sus creencias. La estatua se instaló el 6 de julio de 1915, 500 años después de su muerte.
La plaza está rodeada de callejuelas, que resultan muy agradables para recorrer y ver los primeros barrios de Praga.
La Iglesia de Nuestra Señora de Týn fue construida sobre una antigua iglesia romana en el siglo XIV. De estilo gótico, tiene dos torres que destacan sobre el cielo de Praga, ya que estas tienen una altura de 80 metros de altura. La iglesia, además, cuenta con 52 metros de largo y 28 de ancho. Es el mayor símbolo de la arquitectura gótica en Praga y su historia ha estado ligada a la de la ciudad.
En la plaza también podemos encontrar el Ayuntamiento de la Ciudad Vieja, uno de los edificios más emblemáticos de esta plaza gracias al reloj astronómico que tiene ubicado en su pared sur. El ayuntamiento cuenta con una torre gótica de 60 metros de altura en la que es posible subir a ver una de las mejores vistas de Praga.
La plaza ha sido tradicionalmente un gran punto de encuentro, como por ejemplo en celebraciones de Año Nuevo, en diferentes mercados de festividades como Pascua y Navidad, protestas e incluso retransmisiones deportivas de hockey y fútbol en pantallas gigantes, que atraen a multitud de fanáticos y llenan la plaza.
Siempre fui la amiga que llevaba una cámara a cuestas, por lo que acabé convirtiendo en una de mis profesiones. Apasionada de los viajes y la comunicación, siempre pensando el próximo destino
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