La cárcel de Kilmainham antiguamente era una real prisión en uso. Con el paso del tiempo se convirtió en un museo dirigido por el Gobierno de Irlanda. Es un lugar que puedes agendar en la lista para visitar y conocer en la República de Irlanda. Sin embargo, no esperes un relato amable, sino por el contrario, historias que estremecerán tu cuerpo.
Fue construida en 1796 con el objetivo de sustituir una antigua prisión ubicada a escasos metros de la Kilmainham. Este centro penitenciario era un pequeño espacio bastante denigrante que necesitaba muchos cambios. Por tal motivo fue sustituido con la cárcel de Kilmainham.
Los ahorcados siempre fue uno de los shows principales de la prisión. Eran realizados en el frente de sus instalaciones a partir del año 1820, sin embargo, pocos fueron los eventos de este tipo. Aún así, se designó una habitación para este tipo de ejecución, la celda colgante que está en la primera planta.
Cada celda era de aproximadamente 28 metros cuadrados donde permanecían hasta cinco personas juntas. La gran mayoría del tiempo, los presos se encontraban bajo las condiciones de frío y en constante oscuridad. Únicamente se les era asignada una vela cada dos semanas, por lo que debían conservarla durante ese tiempo.
Este lugar fue alojo para algunos presos políticos, nacionalistas irlandeses que decidieron luchar por la libertad contra el gobierno británico. Personajes que decidieron dejar la vida a cambio de la independencia del país, cumplieron aquí sus condenas y fueron ejecutados.
Las condiciones en la cárcel de Kilmainham siempre fueron deplorables. Se trataba de constante hacinamiento, malas condiciones y escasa calidad humana. Con el pasar del tiempo se hicieron algunas mejorías que nunca fueron suficientes.
El último reo fue Eamon de Valera quien, tras ser puesto en libertad, se ocupó de terminar una carrera política como presidente de Irlanda. En 1924, Kilmainham fue olvidado como la prisión que era por el Gobierno del Estado Libre de Irlanda. Y desde entonces sus instalaciones no fueron utilizadas para lo mismo.
A través de los años hubo varias propuestas para convertir la cárcel en diferentes departamentos para el uso público. Sin embargo, nada se llevó a cabo y quedó únicamente en palabras.
Pero fue en el año 1953, cuando por motivos de generar empleos la Asociación Nacional de Tumbas decidió restaurar la prisión. De esta manera, establecer un museo en el lugar. Aun así, el proyecto no avanzó y la cárcel de Kilmainham continuó deteriorándose.
Hoy en día, luego de tantas disputas por el paradero final del lugar, se ha establecido como museo público. Tras un largo periodo de abandono, finalmente la prisión se decidió mantener como un monumento al nacionalismo irlandés.
En 1983, las instalaciones del museo pasaron a ser parte del Estado. Actualmente se trata de un museo en memoria de quienes se atrevieron a defender públicamente el idealismo de la Irlanda libre.
El museo propiamente dicho está conformado por tres plantas principales. En cada nivel, toma tu tiempo para tener una visión más amplia de lo que es la historia del país y hasta del sentimiento de sufrimiento de los presos. Puede tratarse de la visita más emotiva y cruda en la que puedas participar en Dublín.
En sus pasillos se pueden ver y percibir las celdas y las zonas comunes destinadas a las ejecuciones. Sin embargo, este lugar guarda un lugar en la memoria de los irlandeses, gracias a los valientes luchadores patriotas, quienes fueron aprisionados y ejecutados, se logró la independencia.
Las visitas a este lugar se realizan exclusivamente por medio de recorridos guiados. Únicamente son 35 los visitantes que pueden acudir por grupo en cada tour, por lo que es mejor que reserves con antelación.
En autobús debes tomar las líneas 78A y 206 hasta la parada Old Kilmainham, o las líneas 51B, 51C, 78A, y 206 hasta Emmet Rd.
Enamorado de los viajes y fotógrafo aficionado. Mi pasión es viajar, pero siempre acompañado de mi cámara. Como unión de estas dos cosas nació Viajeros por el Mundo!
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