Ya estuve y ya he vuelto...maravillada del esplendor de la naturaleza otoñal!. Mucho mas bonito que en verano. Y sí, tuvimos un problema con el tiempo: bien aleccionadas, llevamos ropa de mucho abrigo, ni una camisetita. Un calor!!! 26 grados en el hueco del día y yo a puro jersey gordo.
Hicimos una ruta que incluyó el plateresco de Alcalá de Henares y Guadalajara, el románico de Siguenza y los pueblos de arquitectura negra de la misma provincia, entramos en Soria por Medinaceli y regresamos por y Riaza, después de seis días de recorrer la comarca.
Realmente emocionante el bosque (si me apaño ya subiré alguna foto).La arquitectura religiosa impresionante. Los pueblos deliciosos.La comida pesada. Mi colección de imaginería popular se ha enriquecido muchísimo con angelotes en bragas, san Jorges alanceando al dragón montados en un burrito...indecible! En resumen, más que satisfactorio.
Solrac, gracias por tus recomendaciones.No había estado en Aillón y es precioso.
Calatañazor... Pintoresco escaparate:lleno de visitantes, muchas tiendas de productos de la tierra cuyos vendedores decían fabricarlos ellos mismos, una casa primitiva que enseñaba una chica que también decía haber vivido allí, (lo malo es que cuando le pregunté por los dormitorios no sabía dónde estaban y que los datos cronológicos que daba no pegaban ni con cola); una bonita tienda de artesanía, con cerámica de Puente del Arzobispo, un viejecito conmovedor que enseñaba la iglesia recitando una cantinela en el mejor estilo aldeano,un restaurante de cocina de autor "La casa del cura" donde pensamos quedarnos a cenar, pero dieron las 6, quisimos tomar un café y un habitante de la zona nos explicó que a esa hora no era posible, que el pueblo se cerraba, que el aldeano de la iglesia vivía en Madrid y sólo iba a hacer su papel en verano y los fines de semana buenos,así como los demás vivían en Soria o Burgo, que si queríamos comprar algo, encontraríamos el mismo producto en las tiendas de Burgo de Osma...etc. etc. Nos quedamos un poco más, vimos irse a los turistas y a los falsos lugareños cerrar sus negocios, subir en sus coches y desaparecer.¿Qué necesidad hay de semejante falsificación? Nadie le quita el encanto de sus calles, los ingenuos santitos de la iglesia, la gracia terruñera de su arquitectura popular...pero me sentí tratada con la picardía que se dedica al más tonto de los turistas.
Y vale, es sólo una nécdota, pero aleccionadora.
Por lo demás, más que satisfactorio. Realmente emocionante el paisaje y el bosque (si me apaño ya subiré alguna foto). Agradable la gente, la arquitectura religiosa impresionante, los pueblos deliciosos.La comida pesada. Mi colección de imaginería popular se ha enriquecido muchísimo con angelotes en bragas, san Jorges alanceando al dragón montados en un burrito...indecible!