Tras la fugaz tormenta emprendimos camino al hotel, donde tocaba ponernos en serio con la maleta. Para la vuelta llevamos además de las maletas de mano y la maleta que habíamos facturado, una bolsa de deporte que al venir llevamos plegada al fondo de la maleta, y que ahora a la vuelta también facturábamos. No es que nos costara mucho hacer la maleta, pero había que decidir, que te llevar en la maleta de mano (y que se pudiera llevar), y que en las facturadas.
Por la noche cenamos en un McDonal’s que hay dentro de territorio Disney, que nos pillaba cerca del hotel, por eso de comer una hamburguesa americana en América.
Y ya nada mas, a pesar de que mañana ya nos volvíamos, Alfredo y yo decidimos aprovechar hasta el último instante.