(hoy estoy generosa y aburrida, así que avanzaré y escribiré otro dia, a ver si termino el diario pronto, que todavia faltan muchos dias)
Dia 9: 5.2.08
Navegamos hasta Novo Airao, la "ciudad" más grande entre Manaus i Barcelos. Aqui era el unico sitio de todo el viaje por la amazonia en el que podría ser que encontrásemos conexion a internet, así que aprovechamos para bajar del barco, ver un poco el pueblo y dirijirnos hasta el ciber cafe, el cual, aunque a pesar de estar dentro del horario comercial, estaba cerrado!! (en brasil funcinan asi, si no les apetece abrir no abren y punto pelota), así que nos quedamos sin poder avisar a la familia de que estabamos vivitos.

Regresamos al barco con una intención, en definitiva, la unica por la cual habíamos navegado hasta novo airao y era la de bañarnos con los delfines de agua dulce que viven en el rio negro.
En Novo Airao fue el unico sitio en todo el viaje en el que vimos turistas, venian lanchas de iberostar cargaditas de abueletes con pinta de americanos para ver los delfines, pero no teníamos otra opción, si queríamos bañarnos con delfines tenía que ser aqui, ya que era el unico sitio dónde están más o menos acostumbrados a que la gente les dé comida y se concentran alli casi cada dia. Tienen destinada una plataforma dónde puedes acceder previo paso por taquilla para comprar pescado para los delfines.

Nosotros como tenemos "alergia" a todo lo que sea una turistada, preferimos alejarnos un poco de la zona preparada y meternos al agua con una piraña recien cortadita de las que habiamos pescado el dia anterior, por supuesto tardaron un poco más, pero al final acabaron viniendo delfines, a nadar entre nosotros, aunque son feíllos, la experiencia estuvo muy bien.


Mientras nosotros dos y la niña del propietario del barco estabamos bañándonos con los delfines, el guia fue a buscar a alguien que quisiera llevarnos al sitio dónde realizariamos el descenso del igarapé (riachuelo) del mato grosso en kayak, con rápidos incluidos!
Cargamos los kayaks en la pick up y nos subimos todos como pudimos dentro de él, aqui empezó la aventura! la dirección del coche iba como unas bragas y el conductor tenía que ir dando volantazos para mantenerlo en su parte de la carretera, la suerte es que casi no habia tráfico y que el conductor tenía algo de pericia y cuando venían coches de cara, moderaba la velocidad.

Hacía 4 años que nadie descendía el rio ese, y el guia habia estado quince dias antes con la canoa de madera para ver como estaba el rio, tuvieron que cortar con machete un monton de árboles que habian caido para poder pasar, lo habia hecho a petición del ayuntamiento del pueblo, que en un futuro querían hacer de ese descenso un atractivo turistico (que pena, con lo bonito que fue asi todo aventurero).
Al poco de empezar, ya nos encontramos un árbol caido en medio del rio, para pasar tuvimos que ponernos de pie en el kayak, colar el kayak por bajo el árbol y nosotros pasar por encima, el exceso de confianza hizo que me levantara demasiado rápido con lo que "xofffffffffffffffffffff" mujer al agua!!! jajajja primer remojón!! El agua estaba a 28ºC asi que no me preocupaba ir empapada.
Repetí la pregunta que tantas y tantas veces habia hecho: ¿es peligroso?, claro que lo es!!! Al ser un rio pequeñito y con corriente es menos probable que haya pirañas, anacondas o cocodrilos, pero puede haber serpientes de coral, hormigas y otros bichitos venenosos. Pero esta vez no ibamos armados, al tener que hacer un trozo de carretera habia el peligro de que hubiese algun control policial en el cual hubiésemos tenido problemas si ibamos armados.

era profundo, no tocaba al suelo y la corriente era fuerte, una vez se nos fue un remo y suerte que paró un trozo más abajo en una curva.

Durante el descenso el cual duró unas 4 horas, tuvimos emociones para elegir, cada vez que encontrábamos un árbol caído teniamos que valorar si era más fácil pasarlo por debajo, pasar por debajo el kayak y por encima nosotros o cargar con el kayak a peso y pasarlo por encima del tronco. Algunas de las veces que optabamos por pasar por debajo tanto nosotros como el kayak, teniamos que estirarnos completamente en él con lo que pasabamos rascando la nariz por el tronco, jeje. Por supuesto cada vez que ocurría esto pensaba, como haya alguna serpiente o araña venenosa debajo, me la como!
"Eeeeeeeeeeh frena! a ver si mi panza no va a pasar!" dijo mi marido una vez que con su kayak iban a pasar a toda leche por debajo de un tronco, al guia esto le hizo muchisima gracia por lo que cada vez que habia un tronco caido, gritaba... "la panzaaaaa" y se partia la caja, con lo cual, los demas tambien nos la partiamos. Creo que ya lo dije pero lo repito, era un tipo genial!
Cuando encontramos un trocito más tranquilo dónde poder parar, lo hicimos, aprovechamos para darnos un bañito, y comer unos sandwiches que nos habia hecho la cocinera, que ya era la hora de comer, tomarnos unas cervecitas y a seguir, que estabamos a mitad de camino.
De las cuatro horas de descenso, tres fueron asi aventureras, la ultima fue más tranquila, el río se iba ensanchando y cada vez habia menos corriente, por lo que remar cada vez se hacia más duro.
Por fin escuchamos el ruido de un motor, era la comandante del barco que estaba remontando rio arriba para ver si nos encontraba.. subimos a la lancha y regresamos al barco, suerte que tuvo la genial idea de venir a recogernos, porque nos quedaba un buen trozo de remar, calculo que otra horita no nos la quitaba nadie.
La ducha del barco y el descanso en la hamaca se pusieron mejor que nunca ese dia, cenamos y nos acostamos, cansados y con la certeza de que el dia siguiente no podría ni mover los brazos de agujetas, pero no! estoy hecha una maquina, jeje.