Hace una semana que volvimos de Budapest y no me importaria nada volver ahora mismo. Las conclusiones de este rápido viaje os las puedo resumir rápido:
-Budapest nos ha gustado muchísimo, incluso más que Praga.
-Es una ciudad super romántica por la noche, cuando todos los monumentos están iluminados.
-Los puentes que cruzan el Danubio son muy bonitos.
-El Danubio no es precisamente azul.
-Buda tiene un encanto especial.
-A quien le guste los baños termales, ésta es una ciudad ideal.
-No es una ciudad barata.
-Se habla ingles, incluso la gente de la calle. Nos quedamos bastante sorprendidos.
-La ciudad tiene una excelente red de transporte público.
-La mejor manera de ver cada uno de los rincones es paseando.
-Un fin de semana es poco para ver la ciudad.
-Volveremos, seguro.
Como no tomé notas, antes de que se me olviden algunas cosas, sobre todo los difíciles nombres, he empezado un minidiario. Será cortito pero espero que os guste y os animeis a visitar esta fantástica ciudad.
VIERNES 19-3-2010Como pasa el tiempo... un año más vamos a celebrar nuestro aniversario de boda. En esta ocasión nos hemos decidido por
Budapest, una ciudad que hace mucho tiempo queríamos visitar, pero siempre se iba posponiendo por diversas circunstancias. Ahora si...hoy dormiremos en
Budapest.
Salimos temprano de Barcelona, tenemos ya el billete de embarque y, como no facturamos maleta, podemos entretenernos un poco en el desayuno.
Con puntualidad casi británica, el avión de la compañía
Vueling despega de El Prat rumbo a nuestro ansiado destino, Budapest.

Sin ningún contratiempo llegamos sobre las 09.30 a la terminal 2B del internacional, pero pequeño,
aeropuerto de Ferihegy, situado a 24 km al sur de
Budapest. Hay varias maneras de llegar al centro de la ciudad:
-En taxi.
-En unos minibuses que te llevan directamente a tu hotel
-En autobús y metro: la opción más económica
En el mismo aeropuerto compramos un taco de 10 billetes que sirven para todos los medios de transporte. Salimos de la terminal y esperamos el autobús nº 200E que te deja en la estación de metro de
Köbanya-Kispest. Desde aquí enlazamos con el metro nº 3, línea azul, que llega hasta el centro de la ciudad. Nos bajamos en
Kálvin tér ya que tenemos el hotel muy cerca de aquí. Hay que estar atentos a validar siempre el billete ya que los controles son muy frecuentes en el metro y, aunque lleves billete, si no está validado no te escapas de la multa.
Nuestro hotel es el
hotel Palazzo Zichy, como siempre reservado a través de Booking. Aunque es céntrico no se encuentra en el corazón de la ciudad. Es un hotel bonito y de diseño. Las habitaciones son un pelín pequeñas pero suficientes y el baño muy correcto y bien decorado.




Después de hacer el chek-in y dejar las maletas en la habitación, nos disponemos a visitar la ciudad.
El punto de inicio es la plaza
Kálvin tér. A partir de aquí empezamos la caminata pasando por el
Museo Nemzeti dedicado a la historia nacional húngara.

Continuamos hacia
Nagy Sinagoga; esta sinagoga es la segunda mayor del mundo. Construida en 1859 fue restaurada gracias a fondos recaudados por el gobierno Húngaro y gracias también a la aportación de una fundación de Nueva York liderada por el actor Tony Curtis, cuyos padres, húngaros, emigraron en la década de 1920.





En el exterior hay varios monumentos conmemorativos dedicados tanto a los judíos muertos durante la Segunda Guerra Mundial....


...como a personas no judías que ayudaron de forma activa a salvar a numerosos judíos. Merece especial atención Raoul Wallenberg, diplomático y hombre de negocios sueco que salvó a unos 35.000 judíos húngaros durante la II Guerra proporcionándoles salvoconductos suecos.


Muy significativo es el
Árbol de la Vida, un sauce llorón de metal en cuyas hojas están escritos los apellidos de algunas de las víctimas húngaras muertos durante los años 1944-45.


Acabamos la visita de la Sinagoga con una visita al
museo 

Se nos hace la hora de comer y, para aprovechar el tiempo, nos metemos en un McDonalds: hamburguesa y a la calle rápido. Entramos en
Szent Itsván Bazilika (basílica de San Esteban) uno de los edificios religiosos más importantes y característicos de Pest. Tiene una cúpula enorme de 22 metros de diámetro y 96 metros de altura.

El interior está revestido con 55 tipos distintos de mármoles húngaros.

Seguimos por
Andrássy út una larga avenida de casi 2,50 kilómetros y en la que casi todas las casas están consideradas como monumentos.
Desde Déak tér vamos encontrando importantes edificios, palacios y museos. Entre algunos de ellos destacamos:
La
Operaház (teatro de la Ópera)
Múvész café dónde según dicen, sirven algunos de los mejores dulces de la ciudad

El llamado
Terror Háza o edificio de la Policia Secreta, museo dedicado al largo período totalitario, fascista y comunista, que sufrió Budapest durante el siglo XX. El museo está muy bien ambientado. En sus tres plantas se pueden ver salas temáticas y numerosas exposiciones con fotos de la ocupación.
Un ascensor desciende hasta los sótanos del edificio donde se encuentran las celdas de castigo del posterior periodo de dominación soviética.




Después de la impactante visita a este tenebroso edificio continuamos por la larga
Andrassy ut: vemos el museo
Franz Liszt al otro lado de la calle, el
Palacio Palavicini, residencia de una poderosa familia pro fascista, el
Museo Ferenc Hopp de Arte Asiático y terminamos en
Hösök tere (Plaza de los Héroes).

En esta plaza se encuentra la tumba del soldado desconocido; tras él se halla el
Millenium emlékmü, conjunto monumental del Milenio, construido con motivo de la celebración del milenario de la conquista de la patria por parte de los magiares. Esta formada por una columna central de 36 metros en cuya cima se encuentra la estatua de bronce del arcángel Gabriel y a los pies de la columna las estatuas ecuestres de los jefes de las tribus que conquistaron Hungría. El conjunto es monumental.

A los lados de la plaza se construyeron dos edificios neoclásicos: el de la izquierda es el
Szépmuvészti Museum (Museo de Bellas Artes) y el de la derecha el
Mücsarnok, edificio utilizado para albergar exposiciones temporales.

La plaza de los Héroes da paso al parque de la ciudad, el
Városliget. Es el parque más grande de la ciudad. En este parque se encuentra el zoo, el Circo Municipal, el Parque de Atracciones, los
baños Széchenyi y el
castillo de Vajdahunyad inspirado en una fortaleza de Transilvania. El conjunto es muy original ya que está formado por diferentes estilos arquitectónicos en una especie de resumen de la historia de la arquitectura húngara.




En el complejo se halla el
Mezögazdasági Múzeum (Museo de Agricultura) y la
estatua del Anónimo, dedicada al cronista anónimo del siglo XII a quien se debe la primera historia del pueblo húngaro escrita en latín.

De vuelta hacia
Andrassy ut y, para evitar la caminata, cogemos el metro de la línea 1. Esta
línea M1 de color amarillo es la línea más antigua del continente, unos meses más antigua que la de Paris.



Hacemos un alto en
Vörösmarty tér, una plaza muy animada. En el nº 7 está el típico
café-pasteleria Gerbeaud inaugurado en el año 1858y cuya decoración recrea el ambiente de los grandes cafés europeos del siglo XIX.
La plaza, centro del casto histórico, se encuentra repleta de casetas con productos artesanales, bares y hasta tiene un pequeño teatro donde se realizan bailes. Pedimos unas cervecitas y estamos un rato mirando las actuaciones.





Empieza a oscurecer y nos dirigimos hacia el
Puente Zséchnyi o puente delas Cadenas. Fue el primer puente fijo que unió Buda y Pest. Tiene una longitud de 380 metros y está sostenido por cadenas que se apoyan sobre dos pilares macizos. Por la noche lo iluminan con miles de bombillas y es realmente precioso; no me extraña que sea considerado el símbolo de la ciudad.
Budapest es una ciudad bellísima cuando anochece y la ciudad queda iluminada.

Nos hemos dejado el trípode en el hotel así que me veo obligada a hacer muchas fotos ya que, aunque confío en mi pulso, sé de sobras que muchas me saldrán borrosas. Estamos un buen rato contemplando el puente y la parte de
Buda que también está iluminada. Aprovechamos también para hacer la foto con la llamada
princesa del Danubio sentada en la verja de hierro .

Se hace la hora de cenar y buscamos algún restaurante en la animada
Váci utca, calle peatonal y una de las zonas comerciales más importante de la ciudad. Vemos un italiano que parece estar bien y aquí nos quedamos. Quedamos contentos, las pizzas están muy bien.
Hemos aprovechado el día y estamos cansados, después de la cena, nos vamos tranquilamente hacia el hotel. Mañana nos espera un buen tute.