DIA 3 – HARARA las 6.45 nos levantamos y a las 7.30 ya estamos desayunando en el restaurante del hotel.
Por la mañana nos vamos a acercar al
mercado de Babile, situado a unos 30 km de Harar y a unos 50 km de la frontera con Somalia. La parte más interesante es el mercado de ganado (básicamente vacas, cabras y camellos).
La carretera (a ratos asfaltada y a ratos de pista) discurre entre campos de sorgo, un cereal parecido al maíz y que es uno de los alimentos básicos de la población etíope.
El paisaje es bonito salpicado de acacias, mangos y árboles de papaya.
Campo de sorgo
Nos lleva casi una hora llegar hasta el mercado y vemos que está bastante animado y muy colorista por los vestidos de las mujeres.




Después de pasear un rato por el mercado de verduras (poco interesante), vamos a la zona donde están los camellos. No pensábamos que fuera tan grande. Para verlos mejor, nos subimos a un muro donde tenemos una buena vista de todo el mercado y ahí nos quedamos un buen rato observándolo todo.




Tras una horita en el mercado, regresamos al minibus y vuelta a Harar para comer.
Sobre las 18.30 anochece en Etiopía, así que después de comer volvemos a la parte vieja de Harar y caminamos por sus callejuelas. La verdad es que éste pueblo tiene bastante encanto y ha sido considerado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Entramos como siempre por la Puerta de Showa y llegamos hasta la plaza de Feres Magala, donde se encuentra la iglesia ortodoxa de Medhane. Intentamos entrar pero se encontraba cerrar. Harar es un buen ejemplo de buena convivencia entre cristianos y musulmanes.
Iglesia ortodoxa de Medhane
Puerta de una de las casas en Harar
Una de los callejones que salen de la Plaza Medhane nos lleva hasta el Museo de Harar y en esta calle se pueden ver muchos costureros, todos hombres.



Llegamos hasta el
Museo de Harar, un edificio en el que se exhibe una colección de arte de la cultura harari pero leemos en la guía que no es muy interesante, hacemos unas fotos desde el exterior y continuamos.

La siguiente parada es la
Casa-
Museo de Rimbaud. Este poeta francés (al que muchos lugareños llaman “Rambo” ) estuvo viviendo en Harar varios años y trabajando como comerciante. Esta Casa-Museo es un edificio de madera que desentona bastante respecto a la arquitectura de Harar. Dicen que aquí vivió Rimbaud, aunque extraña que habitase esta suntuosa vivienda cuando él vivía en la más absoluta pobreza.


A las 18 horas volvemos al hotel ya que a esa hora ya tenemos agua caliente y queremos darnos una duchita. Mientras vamos de camino, hacemos las últimas fotos.
Machacando el chat



A las 18.45 nos vamos todo el grupo a ver uno de los espectáculos más famosos de esta ciudad y que ya habíamos visto en algún reportaje en televisión, se trata del
hombre-hiena, un lugareño que alimenta a estos depredadores-carroñeros.
Ahora no es más que un espectáculo para los turistas pero detrás tiene su historia. Dicen que a finales del siglo XIX y coincidiendo con una hambruna, en esta zona vivían (y siguen viviendo) muchas hienas que se acercaban hasta el pueblo devorando al ganado y también a niños o borrachos que se encontraban tirados en el suelo. Para evitarlo, se decidió dejarles los restos de alimentos y a partir de ese momento dejaron de atacar a las personas. Este “espectáculo” se hace cada día, haya o no turistas (al menos eso nos dijeron).
Cuando llegamos al sitio, vemos que el hombre-hiena viene con un cubo con huesos y empieza a llamarlas. A los minutos empezamos a ver unos ojos brillantes a lo lejos y aparece la primera. Hasta 5 hienas se acercaron hasta donde estábamos.
Primero les lanza los huesos y a medida que se gana su confianza, les da los huesos con un palo y hasta con la mano. La verdad es que impresiona, tienen unas mandíbulas espectaculares y con él parecen simplemente perritos, pero os aseguro que no están domesticadas

Las fotos, eso sí, dejan mucho que desear.
Como os podéis imaginar, ver al hombre-hiena no es gratuito. Nos costó 25 birr por persona.



Vuestro intrépido aventurero dando de comer a las hienas



Acabado el show, nos fuimos a cenar al Restaurante Fresh Touch una ensalada y una pizza en la terraza. Es un restaurante muy animado (recomendable).