DIA 18 – WOLDIYA - LALIBELAA las 7 horas nos ponemos en marcha, rumbo a
Lalibela, donde pasaremos las dos próximas noches.
La carretera lentamente nos va ascendiendo por un puerto de montaña y nos deleitamos de nuevo con el paisaje fantástico que nos brinda estas tierras altas de Etiopía. Observando este paisaje tan verde y con tan poco arbolado, por momentos, nos da la sensación de encontrarnos en tierras escocesas.
Arriba en el puerto, paramos a hacer unas fotos y nos cruzamos con un grupo de pastores que nos miran curiosos, tanto como nosotros a ellos.





Nuestra próxima parada será en
Gashena, un pueblecito muy pequeño donde aprovecharemos para ver el mercado, el último realmente auténtico que veremos por Etiopía. Se encuentra muy cerquita de la carretera en una gran explanada.
Se trata de un mercado muy pero que muy local, los productos que allí se venden son para satisfacer a las aldeas cercanas pero aquí pocos turistas paran a hacer una visita y eso se nota nada más poner el pie en el mercado.
Nos reciben con miradas curiosas y sonrisas cómplices que nos hicieron sentirnos relajados desde el primer momento. Me pedían constantemente que les hiciese fotos y se ponían bien sus pañuelos y gorros para salir en ellas. Los más atrevidos intentaban practicar un poco inglés. Realmente se me hizo corta la hora y pico que estuvimos en este mercado, del que guardaré tan buen recuerdo.












Nos acercamos a Lalibela y el paisaje sigue siendo precioso.


A las 12.30 llegamos por fin a
Lalibela. Dejamos las maletas en el hotel, nos damos una ducha y comemos en el propio restaurante del hotel.
Antes de entrar de lleno en Lalibela, hago un pequeño paréntesis que creo necesario para entender un poco el cristianismo etíope.
La Iglesia Ortodoxa de Etiopía nació a finales del siglo IV, con la conversión al cristianismo del Rey Issana. Cuando la capital del Imperio Romano se trasladó de Roma a Constantinopla, se inició un distanciamiento entre las Iglesias Cristianas de Oriente y de Occidente.
En el fondo, son diferentes concepciones del mundo. Por un lado, la Occidental (Roma y Constantinopla), muy jerarquizada, que sostenía que Cristo poseía dos naturalezas: la humana y la divina (a partir de su muerte). Por otro, las Iglesias Ortodoxas Orientales (Etiopía, Armenia, Siria y Copta de Alejandría), mucho más místicas y cargadas de simbolismos, que ratificaron su monofisismo, enunciando que en Cristo solo hay una naturaleza divina.
Las Iglesias etíopes presentan ciertas características comunes, como el hecho de estar rodeadas de un muro que delimita todo el recinto sagrado; los techos están rematados con una cruz y en la extremidad de los tres brazos se insertan 7 huevos de avestruz que, para unos, significan los sietes cielos que simbolizan la Resurrección y para otros, significan los Siete Pecados Capitales. El interior de las iglesias se divide en tres partes: el Qeddest, donde tiene lugar la misa, el Qene Mahalet, donde se realizan los rezos y el Qeddus qeddusan, donde se guardan los sagrados Tabot.
El Tabot es una tablilla de piedra o madera que lleva grabada una serie de dibujos, inscripciones y pinturas con referencia al santo patrón de la Iglesia donde se encuentra. Están depositados en el altar y, una vez consagrados por un obispo, ya no puede ser visto por los fieles.Lalibela se encuentra a unos 2600 metros de altitud y es conocida por sus iglesias excavadas en la roca y que fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1978. Es el principal lugar de peregrinaje de los cristianos ortodoxos. Se la denomina también la Jerusalén africana.
Cuenta la tradición que en la segunda mitad del siglo XII, nació un príncipe y siendo aún un recién nacido, su madre observó como un enjambre de abejas cubría su cuna sin causarle daño alguno, símbolo de que estaba destinado a la divinidad. Lalibela significa “
las abejas reconocen su soberanía”.
Siendo aún un niño, fue envenenado por su hermanastro y unos ángeles lo transportaron al cielo donde Dios le reveló su futuro: sobreviviría pero a cambio le construiría una serie de iglesias de una grandeza nunca alcanzada.
Cuando Lalibela fue coronado mandó edificar 11 iglesias que fueron construidas en tan solo 24 años.
Están distribuidas en 2 grupo más una undécima (la más conocida, Biet Giorgis) separada del conjunto. Todas ellas están unidas por una red de túneles subterráneos.
Existen 3 tipos diferentes de iglesias: las monolíticas, las excavadas en la roca y las construidas en cuevas.
Después de comer, nos vamos a ver un primer grupo de iglesias que simboliza el Jerusalén terrenal. La entrada son 300 birr para todo el recinto y válido para 2 días.
La primera iglesia que visitamos es
Biet Madani Alem (La Casa del Redentor del mundo). Es la mayor de todas las iglesias de Lalibela y es del tipo monolítico, es decir, de una sola pieza y separada de la roca. Al llegar vemos muchísimos fieles orando dentro y fuera de la Iglesia. Hoy es el día de San Miguel y estamos en época de ayuno. Más de la mitad del año son días de ayuno en que los fieles se abstendrán de comer carne y derivados como leche, queso o mantequilla. Los sacerdotes y monjes mantienen este ayuno prácticamente todo el año.
Para poder entrar en las iglesias es necesario descalzarse. Imprescindible llevar calcetines o las pulgas se encargarán de recordártelo. Entramos justo en el momento de la misa y está a tope de gente, todos de blanco, los hombres delante y las mujeres detrás.
Aunque los fieles practican ritos similares a los musulmanes, en realidad proceden del judaísmo.







A continuación, visitamos la iglesia
Biet Mariam (La Casa de Maria), para mi la más bonita de todas y también del tipo monolítico. En el interior pueden verse pinturas y frescos. Lo que me sorprendió negativamente es que estaban puestos de cualquier manera, apoyados en la pared y al abasto de todo el mundo, de forma de cualquiera podía tocarlas y deteriorarlas.
En las paredes exteriores destacan diferentes ventanas que reproducen una serie de cruces (latina, griega, malta, svástica). Alguna de estas ventanas tienen una función puramente decorativa, mostrando sólo la cruz al exterior.




Siguiendo los túneles subterráneos, llegamos a las siguientes iglesias que ya no llaman tanto la atención:
Biet Meskal (Casa de la Cruz) y
Biet Denaghel (Casa de las Vírgenes Mártires). Ambas son dos iglesias-gruta.
Las dos últimas iglesias de la Jerusalén terrestre son
Biet Debre Sina (la Casa del monte Sinaí) y
Biet Golgotta (la Casa del Santo Gólgota). Esta última no permite la entrada a las mujeres. Destacan algunos relieves bastante bien conservados.





Cena en el restaurante
Blue Nile, muy acogedor y sencillo, amenizado por un chico que tocaba un instrumento típico de Etiopía llamado masinko. Es un instrumento de 1 cuerda y antiguamente, durante la ocupación italiana, recitaban unas estrofas burlándose así de sus colonizadores.
Después de cenar, una chica nos preparó un café siguiendo los ritos tradicionales. Primero tostaba el café y acto seguido lo pasa por la mesa para que la gente puede oler el aroma, para luego molerlo y servirlo inmediatamente. Exquisito.

